El ser imperfecto en el área de trabajo
Recuerdo de mi tierna infancia aquellas mañanas viendo La casa de la pradera en la tele. Charles Ingalls, que rebosaba amor por cada poro, sufre en sus carnes todo tipo de contratiempos: vive en la pobreza, su tío le deja una herencia que no vale nada, una hija se le queda ciega, se le muere un nieto en (leer más)